Llega la noche y brama armisticio,
me entrego a ella y a su intensa
corriente,
A ese instante rechazado por los
relojes.
que en ocasiones ,
consigue crear del lodo de mis cenizas
,
La criatura perfecta ,
un consuelo palpable ,de suspiros
azules,
ciclos de luces y sombras ,
con privilegios de vivir.
Y en la suave urgencia del silencio...
El registro casi olvidado de tu voz ,
palideciendo en el tiempo.
El rumor de espuma de tus labios,
bañando mis orillas con sus lenguas de
plata .
La embriaguez devoradora de tu mirada ,
astillando mis pupilas.
Y el florecer múltiple de tu tacto
traspasando mi razón .
Sonámbula ,
en la invisible cornisa de tu recuerdo,
la apariencia de tu ausencia
es tan real,
como tu tacto y tu presencia.
Muerdo las tinieblas ,
solo por el milagro de verme en tu
abismo ,
en la geografía de tu piel
en la inestimable sed de tu aliento,
y en la secreta verdad de los espejos.
El silencio es oscuridad,
pero mi boca ronca, te nombra,
y mis manos te persiguen entre
espasmos.
Un paradigma, una entelequia
Las voces del alba me devuelven
al invierno inevitable ,
con los poros erectos
comulgo con el espanto de revividas
muertes y
abrazo la piedra de este sueño sin
historia.
Duele.
Semanas .
Meses.
Una pared de
hielo se levanta
hasta la próxima realidad indubitable.
Tu memoria es mi horizonte,
y tu silencio una roca,
sin mar,
como nosotros.
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