Te miro,
con los ojos cerrados,
con la noche de mis
parpados
y la efervescencia de
mis manos.
Te descubro,
en las pupilas
gastadas
de timidez y de
cansancio,
Te recito,
con mil paganas palabras,
que mutiladas
encuentran refugio en la garganta.
Te tengo,
con la confusa imagen,
de tu cielo , de tus
brazos,
y con tu perfil de oro
acompasado
royendo la yema de
tarde,
Te diviso,
entre hogueras de
defensa y de ataque,
en instantes rechazados
de relojes deshabitados
en profundas y confusas
miradas
de estático
desvarío.
Te llamo,
dejando en la oscuridad la huella perpetua,
de un recuerdo
eternamente fugaz.
Te amparo,
en la ceguedad de la noche próxima
mientras cae al vacío
esta fortaleza abandonada
esta pasión
inexorable fluye
y arranca de mis labios acerados,
un gemido fatigado ,
que se contrae en la cueva del delirio.
Me abrazo a la
desnudes
Y a la agónica paz de
morir en tus brazos,
Despojado de sospecha…
derriba mi paraíso tu memoria, ,
descansa mi mirada
en el umbral de tus
sentidos ,
ardiendo en llamas
a la sombra de las
sombra.
Tu piel regala roció
a la delicada urgencia
de mi vientre
a viva sed,
en un feroz minuto de
vida que perece.
la sangre petrificada en los huesos
guarda silenciosa
el acompasado galope
del misterioso palpitar.
contornea la simetría
de tu figura,
Me dejo ingerir, por
las cenizas
y enlazar por este
ingenuo silencio…
me ensordece,
me dejo doler y
me dejo caer
en la trasparencia de
ser.
un silencio perfecto nos sucede
Tiene forma de grito
Tiene forma de
circulo.
Tiene forma azul, de eco,
de calor, de sudor y de frio,
Tiene forma de poema
escrito
en lenguaje genésico ,
de verbo devorador
En el idioma de las
cenizas y las ruinas
que quedan y aun queman,
después del olvido.
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