jueves, 18 de abril de 2024

El observador de horizontes

 

Los horizontes, son como pequeñas verdades incorruptas,

de pie frente a ellos, te sientes minúsculo ,desnudo y olvidado,

te anquilosas en tu sitio y permaneces, así de de lejos , igual de cerca,

están al alcance de tus vanidosos ojos ,pero no, de tu pretenciosas manos

y sin importar cuan afanoso te precipites, se perpetúan intactos!

Algunos,

son escarpados como sierras que se alzan afiladas,

cortan el cielo a rebanadas y amputan la niebla a dentelladas,

son la viva certidumbre pasada, de la existencia futura,

y la sencilla franqueza futura, de la evidencia pasada.

He visto otros,

de un blanco glacial, que resiste las bajas y se curva imperecedero,

un arco iris de seda blanca, que lame la tierra, con su lengua de hielo,

como una verdad intangible, que rompe las sombras y fragua en su centro

una mezcla de muerte y quietud, una amalgama de paz y misterio,

un categórico cuadro perfecto, que se atiborra de álgido silencio.

Están aquellos,

húmedos y heterogéneos ,de acuerdos tácitos y lazos eternos ,

donde el sol enfebrecido, se derrumba, exhausto y tardío sobre su lecho ,

derrama lenta sus sienes la tinta ,que pinta de vino las arrugas del océano,

rodea la silueta clandestina y a los amantes furtivos que validan su celo ,

húmedo y salobre, no te nombra, pero a lagrima viva te arrebata la sombra.


Los horizontes y las verdades, son lo que tienen que ser,

un constructo de la realidad cincelado en piedra, curtido en piel,

nacen...fluyen, se derraman y coagulan en una profusa visión extraordinaria,

se disgregan ,en una metamorfosis perfecta de fascinante pluralidad.

Transmutan y se convierten en nómadas de la singularidad individual.

Apolíneos y perfectos, como la efímera primavera del cerezo.

No hay comentarios: