viernes, 6 de mayo de 2011

Claridad...

En el relámpago del tiempo,
se crea una verdad, se empapa un recuerdo,
y el limite ...es la transparencia de las sombras,
la voluntad con la que inspiren las entrañas.
La paz... descansa en el horizonte,
cuando la lluvia vibra de olores y abril...
vaga como paisaje,
que describe palabras dentro del pecho.
un exacto infinito,extraño e inmóvil
abraza los destellos de las aguas,
así como el viento,
besa los labios del pensamiento.
Golpeando en empecinado deambular,
las plantas entumecidas
mientras las silenciosas manos
acarician la diáfana luminosidad,
atravesando un ligero temblor,
en breve escalofrío,
que entrechoca como látigo ceniciento ,
la atmósfera mas pura de este casual destino.
El rito de los húmedos parpados laminados
dilata las pupilas sobre el vasto océano vacío,
donde el crepúsculo pregona su condena,
y una lengua de fuego, roba como un zarpazo,
el latido final, la ultima caricia del herido resplandor.
Extranjera es...la claridad
de rostro atlántico y garras de abismo,
espesa llama, enterrada y encerrada ,
en las arenas del exilio.
mientras desciende secular y lentamente,
converge agotador, un nuevo sueño.
Su nombre, es olvido,
tan ávido como el aire,o codicioso
como tácita la tregua de hierro que asecha
minuciosa e imprescindible como el atardecer.
Esclavo ciego, de especular reflejo
que imita el cielo, o viceversa, errando perplejo,
en el incierto y vertiginoso resplandor
de un océano de incendios.
Nadie regala una lagrima, ni prodiga en vano su fatiga ,
el día sin dueño,se apodera , de la lenta penumbra hueca,
en el que solo las tardes...se asemejan a la claridad,
que existe tanto para el quieto , como para el laberíntico.
Y en este poema, el curso del tiempo,
solo se anticipa ligeramente ,a un canto de libertad.