En tu cuerpo violento, me descubro,
Deambulo, por tu boca idolatrada,
me pierdo entre tus brazos, desquiciada,
Y hambrienta de tu cuerpo,
atravieso todas las fronteras del exceso,
Y tú, caes preciso, en el abismo de mi sexo,
Te emborrachas de mi esencia derramada,
Abandonado, liberado, te quiebras por dentro,
Te falta el aliento y tus pupilas se dilatan,
Te aferras a este fuego interminable,
De dolor inagotable, nacido de nuestro centro,
Te transporto, mas allá de la existencia,
y me hago adicta, a las sales de tu cuerpo.
Hasta convertirme en un grito mudo,
En el fondo oscuro y desesperado de mi garganta,
Bendición de amar y de morir.
Victimas sin victimarios,
Perdidos en el tiempo, sin tiempo
En la injusticia, de un quebrantado pensamiento,
CYNTHIA BUSCA
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